A partir
del Xl se produce un
crecimiento de población debido, entre otras causas, al aumento de la
producción agrícola y ganadera (mejora de las técnicas, extensión de
nuevos cultivos como verduras, frutas.., aumento de tierras cultivables,
etc).
Parte de
la población se traslada a los “burgos” o arrabales surgidos en torno a
las antiguas ciudades romanas, alrededor de un castillo o monasterio,
donde se celebraba un mercado –feria- semanal. Sus habitantes forman una
nueva clase social, dedicada al comercio y a la artesanía (burguesía).
Esto provoca el
resurgimiento de las ciudades
y, con
ello, una mayor división del trabajo y el intercambio de productos: el
excedente agrícola permite que en la ciudad vivan artesanos
especialistas en oficios (albañiles, panaderos, herreros, tejedores...).
Aparecen los gremios, el desarrollo del comercio
a larga distancia , marítimo y terrestre. El desarrollo
mercantil intensifica la circulación monetaria, surgiendo de la
burguesía los cambistas, que se acabarán convirtiendo en banqueros
cuando, además
de cambiar los diversas monedas de oro y plata, acepten guardar
dinero de otras personas y hagan préstamos.